Viviendo con la Bruja [Parte 1]

El viaje fue largo como había sospechado , aproveché para tratar de poner en orden a mi agenda , algo que nunca había logrado conseguir y al parecer tampoco el día de hoy. Estaba llena de citas, reuniones , compromisos, que solo me provocaban dolor de cabeza. Suspiré pesadamente , cerrándola. Me llevé la mano a la cara, estaba cansada, muy cansada, mis ojos empezaron a parpadear lentamente, al poco tiempo me quede dormida, ni siquiera me di cuenta que llegamos , fue hasta que sentí como se cerraba una puerta de la limusina. Me desperté dando un pequeño salto. Me restregué un poco los ojos y salí del automóvil estirándome. Las sirvientas salieron a recibirnos, haciendo una reverencia.

Para mi sorpresa escuché el primer comentario agradable del joven , por supuesto que la casa era linda, la mayor parte de la casa era invención mía , cada vez que mis padres se iban , buscaba la forma de que pareciera mas bella y agradable -Bienvenido a la Mansión Vercelli, me llamo Lía Vercelli, el es mi mayordomo Harold. Y ellas son mis fieles sirvientas - dije con un sutil tono de alegría en mi voz , todos ellos eran muy especiales para mí, eran como mi familia. Sonreí ampliamente y natural . Luego dirigí mi vista al rubio y recordé con quien estaba tratando, me quedé helada por un momento, había demostrado sentimientos frente a este cretino, e inútil sirviente, solo porque había hecho un cumplido a mi casa , Que idiota era ! me maldije interiormente unas cuantas veces.
- Harold te mostrará el resto de la casa.- dije fría y hostil como antes - Cuando termines, ve a mi despacho.- luego giré hacia Harold y le susurré, esta prohibido que conozca mi verdadero cuarto .- Y no tardes como la vez pasada sirviente inútil- entré a la mansión sin dirigirle mirada.

Antes de ir a mi despacho, había pasado a ver a mis amados caballos, los acaricié y hable con ellos sobre el nuevo sirviente y su extraña forma de ser, ellos como siempre eran la alegría de este lugar. Los dejé libres, sacándolos de las caballerizas, me encantaba ver sus gráciles cuerpos corriendo libremente por la mansión. Al menos ellos si podían serlo.

Suspiré y fuí hacia el despacho. Para mi tranquilidad era Sábado, hoy no había universidad y tampoco clases de actuación , esperaba al sirviente, cuando tocó la puerta - Pasa- dije desde mi asiento- Bien la razón por la cual quiero que hablemos es...- suena el teléfono . -Permíteme un momento- dije para luego contestar- Hola .. ¿como está?.... Si, bueno hoy en realidad , es mi día y libre y pensaba.... - escuchaba lo que me decían y me lleve la mano a la frente- Si, esta bien...lo haré- colgué y suspire pesadamente.

-Disculpa...Como te decía la razón por la cual te llamé aquí , es para explicarte lo que vas a hacer como mi sirviente, yo tengo un problema pronto lo descubrirás, por eso te contraté , necesito que estés conmigo la mayor parte del tiempo, esto es que me acompañes a todos lados inclusive la facultad y otros lugares a donde voy, también...- le entrega su agenda, llena de papeles citas, etc- Necesito que organices bien mis compromisos y mis días .- Le entrega un contrato- Pero antes de que empieces a hacer tu trabajo , necesito que firmes esto, me promete tu silencio y que estes siempre conmigo. Lo del silencio es porque como sabrás mi apellido pesa bastante, no quiero que se sepa nada de mi, lo que yo hable contigo sera estrictamente confidencial ,eres mi sirviente osea no podrás hablarlo ni siquiera con mis padres, al estar siempre conmigo conocerás movimientos de la empresa y como comprenderás, no puedo arriesgarme.- - le entrega un boligrafo.- Puedes revisarlo si quieres.

Veía como se inclinaba y besaba mi mano, con un claro terror y disgusto en mi cara. Aparté mi mano ofendida y sonrojada. ¿Qué se creía ese sirviente?! Desde cuando tenía esas confianzas conmigo?! Y lo peor de todo es que sabía perfectamente que se comportaba más falsamente que nada. Después escuche su comentario insultando mi actuación, apreté los puños y luego los aflojé, le mostraría la mejor actuación que ese sirviente se hubiera imaginado, le mire con mi mejor sonrisa.- Te equivocas Drei , estoy muy feliz de que estés aquí- mi voz sonó angelical y alegre.
Escuché su segundo comentario, otra vez mentía, pero no me dejé molestar, me metí en mi papel, y lo miraba con agrado.- La verdad es que lo mismo pensé, estuve reflexionando y creo que haremos un gran equipo. – le dije hasta emocionada.- Con esfuerzo de ambas partes seguro funcionaría, disculpa por haberte tratado mal en un principio, no eres ningún inútil.- le comentaba mientras me decía que se iba a bañar.

Esta bien, me iré – me dí vuelta para marcharme, mi cara se transformo inmediatamente de una sonrisa a una mueca de disgusto, ese tipo era insoportable. Quizás había sido la actuación que mas trabajo me había costado, todavía podía ver su sonrisa falsa y prepotente en mi mente, haberme disculpado con ese sujeto y decirle que no era un inútil , era la mentira más grande que alguna vez había hecho. Lo maldecía en mi cabeza, mas mi cuerpo aun estaba actuando, caminaba a la puerta como una persona feliz, contenta y hasta con un aire de enamoramiento por su nuevo inquilino.
Estaba por abrir la puerta del cuarto para retirarme, cuando escuché el tercer comentario, mi cuerpo se tensó de inmediato y una furia recorrió mi espalda, haciendo un ligero tic en mi sonrisa. Me quedé unos segundos ahí parada de espaldas, controlándome con la mano aun en la perilla de la puerta.
Una vez que lo hice, me di vuelta con una mirada seductora, mis ojos verdes penetrantes se clavaron en los de el, caminé como un felino, suave , elegante, sin decir nada solo seduciéndolo con mi mirada y el movimiento de mis caderas al caminar. Llegué hasta a el sin romper el hechizo de las miradas ,me incliné hacia su cuerpo, sintiendo su aroma y rompiendo distancia, alcé mi mano hasta acariciar suavemente su rostro, y sonreí coquetamente cerca de sus labios, para después darle un rodillazo en los bajos.- Ni aunque fueras el último hombre en la tierra ¡Sirviente inútil! – grité para luego salir a paso orgulloso por la puerta.

Había salido de esa habitación con la frente en alto, ese maldito sirviente se había atrevido a insinuarle semejante cosa a ella! ¡Precisamente a una mujer como ella! Camino furiosa hasta su cuarto, para después cerrarlo con llave, se tiró en la cama entre todos esos caballos de felpa. Que diría la directora del internado de mujeres si la hubiera visto comportándose así, de esa manera tan..ordinaria. Suspiró . El día aun no acababa, había muchas cosas por hacer, se puso de pie. Fue hacia el baño, puso el agua caliente, seguido de un gel para hacer burbujas. Se metió en la tina relajándose un poco, se quedo a los pocos minutos dormida.

Se despertó por el molesto sonido de su celular , vió la hora ,era tarde, muy tarde . Se levantó como pudo, poniéndose una toalla Ese inútil sirviente ni siquiera le había avisado, ahora si la escucharía, se vistió rápidamente y con los cabellos aun mojados cruzo el pasillo para abrir de golpe la puerta del cuarto de Drei- ¡Oyeme pedazo de ....! - sus palabras se vieron interrumpidas al verlo, estaba dormido y abrazaba a un lindo conejito , por un momento le dio ternura. Pero ese momento duró muy poco , pronto una idea malvada le cruzó por la cabeza.

Miró el peluche , en realidad era lindo . Se sentó al borde de la cama, dejando caer su cuerpo fuertemente para que notara su presencia- Entonces te gustan los conejitos de peluche ¿huh? - alzó una ceja divertida, lo tenia en la palma de mi mano.

Mi sonrisa victoriosa cambio por completo, cuando sentí que su cuerpo se inclinaba hacia el mío, sonrojada y con terror, lo empecé a empujar pero el chico dormía como una maldita roca. Iba a gritarle cuando sus labios murmuraron algo, por alguna razón viaje a esos momentos cuando mis padres me dejaban sola y lloraba todas las noches esperándolos. Negué con la cabeza, estaba metida en un aprieto y sentía su calor próximo al mío, si seguía aquí, y alguien nos veía así, mi reputación se hundiría más de lo que estaba. -¡Ya quítate idiota! – gritaba golpeándolo, pataleándolo por minutos pero no pasaba absolutamente nada.- Ya …quítate-decía agotada, empujándola con una mínima fuerza sin poderlo mover un centímetro. El rubio oxigenado dormía placidamente, y yo estaba aquí, atorada a su merced. Movi mis dedos aburrida y desesperada. Ahora tenia que esperar a que te despertara, situación que no me agradaba en lo mas mínimo .

Aburrida comencé a verlo, tenia lindas y atractivas facciones, quizás demasiado, su cara se veía calma cuando dormía incluso tierna, nada parecido a cuando estaba despierto y portaba esa cara altanera. Me sonrojé levemente, note otro detalle, que no había visto antes, poseía una cicatriz en la frente, que estaba bien oculta debajo de su flequillo. Tan perfecta oculta como mi tatuaje, sonreí por un instante , cuando note como sus ojos se abrían , mis ojos se abrieron sorprendidos. En dos segundos ya había sido fuertemente empujada sin poder siquiera reaccionar. - ¡Como que que hago aquí, es mi casa! – me había torcido un poco el pie en la caída, iba a reprenderlo nuevamente cuando para mi sorpresa , ayudó a levantarme . Me sorprendió su repentina amabilidad y sinceridad, que me quede muda.- Bueno yo… estaba aquí porque…. – miraba hacia los lados sonrojada, era mucho mas fácil hablar con el cuando se comportaba como un perfecto cretino- Tengo practica de equitación , necesito entrenar ya te había dicho- terminé la frase y luego miré al conejo de reojo .

De pronto se escuchó un toquecito en la puerta , Harold entró por ella -Disculpe señorita, el instructor de equitación se preguntaba si va a ir a entrenar ¿Qué le digo?
-Por supuesto Harold, en un momento iré. - le dije con una sonrisa amable.
El mayordomo vió al extraño peluche, que no había visto antes -Es un lindo conejo, ¿es suyo? .-pregunto el mayordomo curioso al joven sirviente.
Miré a Drei un momento, dudaba que con la actitud con la que solía expresarse, le gustaría que supieran que tenia un conejo de felpa. - No- me adelante a decir – Es mío – lo tome suavemente.
El mayordomo sonrió, le parecía extraño que la señorita admitiera que le gustaban los peluches frente al nuevo sirviente. – Entonces le diré al instructor que en seguida baja, con su permiso- hizo una leve reverencia y salió del cuarto.

Vi como el mayordomo salió y le regresé el peluche a su dueño.- No seas tan descuidado con eso, si quieres guardar tu imagen – ni siquiera supo porque se portó amable con el , quizás porque se dio cuenta que en este mundo no era la única que guardaba apariencias.

Creí que había obrado bien, quizás hasta pensé que lograríamos llevarnos perfectamente de ahora en adelante. Había hecho eso de corazón, y estaba contenta por haberlo hecho. Pero en unos cuantos segundos, esa absurda idea desapareció de mi cabeza, cuando escuché su grito. Me quedé sin habla realmente no lo esperaba.- Pero yo…- mi cabeza daba vueltas realmente estaba escuchando bien. Por supuesto que no me lo había pedido, pero no estaba actuando por maldad, si no por que pensé que lo estaba ayudando. Lo seguí escuchando, cada palabra era como un golpe contra mí y no sabia como detenerlo. Me miraba como si fuera su peor enemiga y yo no estaba lista para la batalla . Pero lo peor vino después, cuando me tomo de esa forma del rostro, me trataba como si fuera la peor basura.
Una vez que me soltó de su agarre, giré mi rostro con la mirada baja. Apreté los puños fuertemente, me sentía humillada, idiota, realmente solo quería que desapareciera, yo solo quería ayudarle y el…una lágrima fría de enojo corrió por mi rostro. La limpié inmediatamente para después salir de la habitación.
Su mirada se posó en mí, inexpresiva, seguro se estaba burlando en su interior. Le miré también con los ojos rojos por las ganas de llorar de coraje. Lo odiaba , odiaba el momento en que lo había contratado y había pensado que iba a funcionar, odiaba haberme mostrado preocupada por el , odiaba cada detalle de el, era igual que todos , no…era mucho peor . Camine un poco por el pasillo, me detuve cuando estuve junto a el - No quiero…no quiero que vuelvas a ponerme una mano encima –mi voz sonó a un témpano de hielo. Y luego retomé el camino. Me sentía humillada, como una completa estúpida. Camine con dificultad por la mansión, mi tobillo dolía , se me había torcido cuando el imbecil me había tirado , aun así mi paso era apurado y enojado. Sin saber si el sirviente me seguía o no. En cuanto acabara el mes , lo despacharía, no quería lidiar con ese idiota mas tiempo.

- Señorita ¿se encuentra bien? ¿Esta bien su pie? - El mayordomo vio como su querida señorita, paso al lado de el furiosa, no entendía exactamente que habia pasado , pensó que todo marchaba bien con el joven y ella , después de verlos en el cuarto de el . Vio pasar al joven asi que aprovechó - ¿Todo bien Sorel- san?

De inmediato llegué a la zona de entrenamiento, hice un ligero saludo al entrenador, y luego trajeron a mi yegua- Ginger…- acaricie su pelaje pelirrojo, apoyando mi cabeza sobre su cuello.- Ya casi llegan las competencias ¿estas lista para ganar nuevamente?[ .- la yegua contesto con un alegre relinchido, amaba a esa yegua la tenia ya desde hace varios años, había sido mi regalo de cumpleaños . Después vino el entrenador preguntándome por mi pierna, dije que estaba todo bien y subí a la yegua, no sin dejar sentir un dolor penetrante.Le di unas palmaditas al cuello de la yegua – Estoy lista.-

Ignoraría el dolor, estaba dispuesta a todo, esa competencia significaba mucho para mí, no solo porque me gustaba y porque odiaba perder, si no porque era un motivo por el cual mis padres viajaban a verme, deseaba verlos, especialmente a el y que se sintiera nuevamente orgulloso de mí.-Papá…-pensé en voz alta, moví un poco la pierna izquierda indicándole a la yegua podía comenzar a moverse, la yegua dio un paso, cuando llegó ese cretino a detenerla.

Asesiné con la mirada, cuando ví que iba a tocar mi pierna, por fortuna se detuvo antes de hacerlo, era un cínico todavía que era culpa del bastardo que mi pie estuviera herido, tenia el descaro de decirme que no podía hacerlo.

-¿Bajarme? ¿Estás loco? – Repetí con una sonrisa altanera- ¿Quién eres tú para darme órdenes a mí? –si bien terminé la frase, el rubio ya trataba de bajarme de la yegua.
Hice lo posible para que no me agarrara, esquivándolo varias veces, y moviendo un poco a la yegua que comenzaba a ponerse nerviosa por el movimiento. Pero terminó por lograrlo, furiosa comencé a patalear - ¡Mi pie no tiene absolutamente nada! – ignoró lo que decía mientras me llevaba nuevamente adentro de la mansión. -¡Quiero que me bajes en este mismo momento! ¡Es una orden! ¡Te estoy diciendo que me bajes estúpido sirviente! - gritaba inútilmente.

Harold nos interceptó en el camino , antes de que pudiera contestar, el contestó otra vez noté su sonrisa falsa- ¡Estas mintiendo! – lo miré incrédula, para luego darle un golpe en el torso- ¡Esta mintiendo Harold! ¡Esta mintiendo! – Gritaba y me retorcía en sus brazos mientras me llevaba - ¡No llames el doctor, llama a la policía! – gritaba histérica para desaparecer con el por el pasillo.
Me preguntó por mi habitación, me crucé de brazos orgullosa.- No pienso decirte – y no era por un simple capricho, no quería que conociera mi cuarto, no quería que siquiera pusiera un pie en mi cuarto. Ese maldito odioso no lo soportaba, ni siquiera entendía las ganas de molestarme y de hacerme perder mi entrenamiento, lo había contratado entre otras cosas para cumplir con mis obligaciones, no para desatenderlas.

Me quedé helada cuando el sirviente abrió la puerta de mi habitación, podía abrir todas las habitaciones que quisiera pero ¿porque esa?.Porque tenia que ser mi verdadera habitación? . De inmediato me sonrojé en el momento que su vista recorrió mi cuarto. Estaba lista para las burlas, cuando sus comentarios me sorprendieron.- ¿En verdad te gusta? -pregunté sorprendida, casi nadie conocía mi habitación, mi madre siempre me hacia notar lo infantil que me veía por tener una habitación así, cada vez que venía era lo mismo “tira todo o lo tiraré yo” me decía, hasta que un día, cambie de lugar mi habitación , mi madre así como todos los demás con excepción de Harold y mis sirvientas, pensaban que donde dormía, era la habitación de la izquierda, dudaba que algún día se enteraran de mi secreto, pues mis padres pasaban muy pocos días en casa, por no decir que nunca se pasaban. Ambos tenían vidas ocupadas, mi padre en sus empresas como buen adicto al trabajo, no podía pasar un fin de semana completo conmigo o lejos de su celular, y mi madre…mi madre, toda una mujer de sociedad y clase alta, siempre estaba con su núcleo de amigas “arpías”. Se la pasaba haciendo obras de beneficencia, no era por que le interesara, solo le gustaba figurar como mujer del año. Posando para portadas de revista, siempre guardando una imagen, ella vivía para ella, mi madre y yo éramos extremadamente distintas, otra razón por la cual nunca pudimos llevarnos del todo bien.

Su voz me sacó de mis pensamientos cuando me pidió tomar al conejo, celosa tome al conejo en mis manos, por un momento dudé dárselo pero después de ver como quería a su conejito, dudaba que le hiciera daño al mío .-Se llama Hop-hop.- se lo dí, en cuanto lo vi tomarlo, sonreí, odiaba decirlo pero me gustaba ese nuevo lado que había descubierto de el. – Puedes tomarlo cuando quieras.

El mayordomo tocó y entró acompañado del doctor de la familia, un hombre mayor algo simpático, saludó amablemente a los dos y de inmediato me examinó el pie el cual estaba exageradamente inflamado del tobillo , no opuse resistencia ya que mi vista estaba posicionada en mi nuevo sirviente, por mas que lo odiara , por más que tratara, había algo en el que atraía mi atención , tenia muchos contrastes y ahora que lo pensaba , su intención nunca había sido frustrarme el entrenamiento , solo quería que no me lastimara . Mis ojos se fueron directo a sus ojos verdes – Gracias..Drei – su nombre se escapó de mis labios, era la primera vez que lo llamaba así, no por una actuación, el “sirviente inútil” no entraba en este agradecimiento sincero.

– Aucch- me quejé cuando sentí un ligero apretón en el pie, para luego notar que ya me habían puesto una Férula.
-¿Cuanto tiempo tendré que usarla?
-Dos semanas –contestó el médico.
- ¡¿Dos semanas?! -no podía tener esta cosa dos semanas, mi competencia era en una semana y media, agarré al medico de la camisa - No puedo usarla dos semanas ¿entendió? ¿Cree que se pueda curar en una semana y media?
-Pero jovencita Lía es necesario – decía nervioso el doctor al ver los ojos fieros de la joven- Su pie tiene que curarse, quizás si se queda en casa esta semana…y con unos ejercicios de recuperación quizás… aun así no puedo asegurarle nada.
-¡¿En casa?! – como iba a hacer todas sus cosas desde la casa.
-Lía, lo siento....Será como estar de vacaciones ¿a los jóvenes les gusta eso no?
- ¡No! – grité caprichosa y luego me calmé era la única forma, la única forma de ver a sus padres de nuevo . – Bien me quedaré en casa- sentencié como si fuera mi pena de muerte. El doctor asintió con una sonrisa, para después salir junto a Harold. Esto iba mal muy mal, no solo no podía entrenar si no que nada le aseguraba que podría competir.

Lo miré con fastidio cuando me agarró las muñecas, quería destrozar a quien me había puesto esa férula, miré a la puerta hasta que el Doctor se retiró, después soltó el agarre.

Escuché lo que me decía y suspiré pesadamente.- Me atrasaré terriblemente en todo… - dije llevándome una mano a la cara .- Tenía unos exámenes de la universidad esta semana, tengo que ensayar para la obra, quiero el papel , ahora no se si podré . No puedo dejar la empresa sola, tengo que vigilar que todo funcione y hacer los balances económicos antes de estas dos semanas…-dije comenzando a angustiarme. – Mis padres vendrán para la competencia y tengo que tener todo en orden, es por lo único que vienen pero ahora….- hice un quejido de molestia, tirando mi espalda en la cama, mis cabellos se acomodaron perfectamente a los lados. Mire el techo, si cancelaba la competencia ellos no vendrían, si no la cancelaba tendría que hacer un milagro estos días para poder entregarle todos los movimientos y flujos de dinero a mi padre. –Por eso, por eso es tan terrible quedarme en casa.- concluí con un suspiro.

Me sorprendió su siguiente pregunta, realmente este era el mismo sirviente? , gire mi cabeza un poco, mis ojos se posaron en el para verlo desde la misma posición. –No tienes que portarte así por culpa, te portas como un lindo gatito – dije lo último recordando que había leído que era un hibrido de tigre. – Ni siquiera te reconozco.- separé mi vista de el, para mirar mi férula.- Aun así… si necesitaré tu ayuda- Confesé- Necesito que Ginger cumpla su entrenamiento, si llego a competir quiero que este lista, podría sufrir un accidente de lo contrario. También…también quiero pedirte otro favor…- mire mis dedos, sonrojándome levemente, luego lo miré casi suplicante - ¿Podrías ayudarme a repasar mi libreto estos días?

Su risa y su comentario me hizo esbozar una sonrisa extrañamente natural sin fingirla, aun cuando la situación no estaba nada bien para mí, el escucharlo hablar de esa forma tan despreocupada hizo que me relajara yo también. – Solo con “mi” lindo gatito - pensé en voz alta, sin si quiera recapacitar lo que estaba pensando.

Me reconfortó al escuchar que sabía de caballos, necesitaba que Ginger estuviera bien para el momento de la competencia, temía que pudiera sufrir un accidente por negligencia - Al parecer no eres un completo inútil como yo pensaba.- bromeé con mi voz orgullosa- Y como es que sabes de caballos ¿trabajaste con ellos alguna vez? – pregunte curiosa, siempre me habían gustado los caballos, el cabalgar a toda velocidad era una sensación extraordinaria, era un brote de adrenalina mezclada con paz una sensación que consideraba irremplazable.

Reí cuando escuché su comentario.- Tengo que decirte que soy muy exigente cuando se trata de la actuación, no permitiré ningún….- Se acercó a escasos centímetros haciendo que me olvidara por completo de lo que estaba diciendo, su sonrisa y el eran sumamente atractivos y ese poco espacio que había entre los dos…mi cara se tiño de un intenso carmín-

-¡A-aquí esta! – le puse el libreto en la cara nerviosa, usándolo de barrera entre los dos – C-como puedes leer se trata de una c-chica en la época en la época victoriana, que se enamora de un conde pero su amor no puede ser porque son de distintas clases sociales y..y.. eso es en si de lo que se trata – concluí nerviosa atrás del libreto.

Nunca me había tocado un papel que interpretara un romance entre chico y chica, aun cuando la idea me agradaba no sabía como reaccionaría con el pánico que sentía cada vez que tenía a un hombre cerca. Ahora que lo pensaba quizás esto no era una muy buena idea… –C-claro si sientes que no puedes, l-le pediré ayuda a alguien más…- ahora solo tenía que esperar a que el rechazara la idea.